miércoles, 12 de octubre de 2011

Adios cigüeña, adiós...




De todos es conocido el hecho de que las cigueñas siempre fueron aves migratorias: cada año, con la llegada del frío, emprendían larguísimo viaje hacia la generosa naturaleza del continente negro. 

El permanente avance de los conocimientos etológicos y ornitológicos nos permitió desarmar la mayoría de los míticos esquemas que sostenían a la, hasta cierto punto, legendaria imagen de éstas zancudas: comenzaremos afirmando que no es cierto que sean animales particularmente leales; a lo largo de sus vidas cambiarán de pareja cuantas veces les resulte apetecible o necesario, sin observar mayor fidelidad que la que cabe esperar de cualquier otra especie animal.

Su vinculación con la natalidad y su ubicado origen en la ciudad del Sena son también aspectos puramente fantásticos, mitológicos, sin base alguna de realidad.

Tampoco puede afirmarse que sus largos desplazamientos estén relacionados con cuestiones climáticas: no es cierto que sea el frío el que justifique sus mudanzas, lo que las motiva es la cantidad de alimentos condicionada por la sucesiva llegada de la primavera, a los diferentes lugares que frecuentan. Así, cada año y hasta hace pocos años, solían marcharse en el mes de julio para regresar en febrero, por San Blas y a tenor del dicho.

No obstante, a lo ancho de la última década consiguieron volver a romper nuestros esquemas al desvincularse, por causas que nunca llegaremos a conocer con exactitud, de su tradición migratoria: dejaron de marcharse y pudimos seguir viéndolas, coronando la altura de nuestros campanarios, a lo largo de los últimos inviernos...

...Hasta el otro día en que las vi reagrupándose, tal y como solían hacer antaño, poco antes de iniciar su viaje. Me quedé embelesado con el vuelo circular de su comportamiento ritual, intentando comprender los condicionantes de sus actos, hasta entender la posibilidad de que las dificultades que nos deparará el próximo invierno podrían haber alertado todos sus instintos...

La crisis, el paro, los recortes, la agonía del estado del bienestar, el apetito voraz de los pudientes, la avaricia y la falta de escrúpulos embadurnando a las finanzas, la prostitución de los sindicatos, la hipócrita ineficacia de los políticos, sus mentiras electorales, el consiguiente desencanto del electorado, la indignación del ciudadano y la desesperanza de la aniquilada generación de nuestros más jóvenes... constituyen motivos suficientes para querer desplegar las alas y marcharse lejos de aquí... 

Ojalá que con ellas, con su vuelo y en esta ocasión, se vaya también un poco más de nuestra resignada inocencia.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Matrícula de honor!!!!