domingo, 12 de junio de 2011

Anonymous

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"Somos una legión, no perdonamos, no olvidamos, espéranos"



El 5 de noviembre de 1.605 Guy Fawkes, a la cabeza de un grupo de católicos, planeó volar el parlamento inglés coincidiendo con el día de su apertura oficial... Tales planes, que pasaron a la historia configurando "La Conspiración de la Pólvora", pretendían acabar con el reinado del rey Jacobo I y las discriminaciones que sobre los católicos venía ejerciendo la jerarquía protestante.

Dicho complot, que pasa por ser una de las primeras revoluciones orquestadas contra el poder establecido, si exceptuamos los levantamientos de las Comunidades de Castilla, fue descubierto y abortado a tiempo, acabando con la ejecución de los conspiradores e instaurando la costumbre, ahora más bien la tradición, del registro del edificio por parte de la Guardia del Parlamento, cada año y como preámbulo a una ceremonia de apertura, que siempre cuenta con la asistencia del monarca inglés.

A pesar de que aún ahora, muchos años después y cada 5 de noviembre, sigue conmemorandose el fracaso de la conspiración en el Reino Unido y otros países de tradición anglicana, con la festividad que se ha dado en llamar la Noche de Guy Fawkes, de la Hoguera o de los Fuegos Artificiales, no es este un personaje denostado u odiado, más al contrario...

Muchos años después, ya en el siglo XX, la figura de Guy Fawkes inspiró un comic cuyo protagonista, un anarquista revolucionario, ocultaría su identidad tras una máscara que pretende ser el rostro del conspirador católico del siglo XVII: se trata de "Con V de Vendetta", una exitosa historieta ilustrada que más tarde también sería llevada al cine, de la mano de los actores Hugo Weaving y Nathalie Portman.

En nuestros días la máscara de la que hablamos es señuela de la identidad de  Anonymous, una corriente sin líderes ni portavoces, con voz pero sin cara, aunque sí con una máscara, que se ha convertido en el símbolo de un movimiento ciberactivista cuyas más recientes operaciones fueron: el bloqueo de las webs oficiales de Túnez, tras la inmolación de un joven de 26 años; la toma de la web del partido irlandés Fine Gael; el ataque a la SGAE y a los partidos políticos españoles al hilo de la ley antidescargas y los ciberataques a Visa, MasterCard, PayPal y Amazon, todas ellas empresas que comparten el común de haber dado la espalda a Wikileaks.

Entender el universo de Anonymous no es sencillo, al tratarse de un reflejo de la complejidad del mundo digital en el que vivimos. Todo apunta a que sus miembros consideran superada la vieja dialéctica política: tanto da si gobierna un partido de Centro-Izquierda o de Centro-Derecha: ambos estarán al servicio de grandes bancos y de multinacionales.

Detrás de Anonymous hay una legión de jóvenes que no quieren que se oculte que las cañerías del sistema no desaguan bien, que hay gente que mete la mano en la caja, o que se pretende tapar la boca de algún ex-gestor disidente.

Este movimiento global, transnacional, transversal se gestó en Internet y con las inercias propias de la Red. Es producto del momento, de la interacción, de la necesidad de movilizarse en un mundo cínico, corrupto e injusto. Se ha tejido de forma orgánica, conversación tras conversación, idea sobre idea y sobre propuesta.

Sólo en España podría contar con una base de entre 1.000 y 2.000 personas con diferentes grados de compromiso y puede que aquí, coincidiendo con las recientes acampadas del movimiento del 15 de mayo, diese sus primeros pasos firmes fuera de un entorno puramente virtual. 



1 comentario:

Anónimo dijo...

Anodinos anónimos...que dejan de ser anodinos...para convertirse en amenazantes, a tener voz, a mover masas gracias a internet. Magnífico relato!
A nivel individual, nunca me gustó ser anónimo lo relacionaba con gente cobarde, perturbada...pero desde que he descubierto que puedes expresar lo que sientes con mayor libertad y sin hacer mal a nadie...y sin que te señalen con el dedo creo que me estoy aficionando...